Fue un término que en el siglo XX se le atribuyó al arte europeo de 1515 a 1610 aproximadamente. Los pintores manieristas tenían un estilo astuto y buscaban efectos exagerados y extraños para mostrar el cuerpo y los músculos de manera perfecta. El contrapposto y el alargamiento extremo de la figura son características de esta corriente. Los artistas se ocupaban más del estilo que el contenido del cuadro.